En un momento en el que el gobierno central, la Generalitat de Catalunya y Jaume Collboni, alcalde de la ciudad condal, defienden que el alquiler social y la vivienda pública son herramientas para resolver el problema, a nuestra redacción nos ha llegado la noticia de que el Ayuntamiento de Barcelona tiene más de 1.000 pisos vacios. Hemos intentado corroborar la información con nuestros medios.
El periódico Público informó hace unos meses de que el ayuntamiento de Barcelona ha adquirido 1.600 pisos en los últimos 10 años.
Lo ha hecho mediante la compra directa, como sucedió con la casa Orsola; acogiéndose al derecho de tanteo y retracto, participando en subastas de pisos desahuciados por los bancos; y desalojando habitantes de los inmuebles alegando que están en malas condiciones.
Según asociaciones de inquilinos y personas afectadas por estas operaciones, es probable que al menos dos tercios de los pisos en manos del ayuntamiento estén sin habitar.
Según la asociación vecinal Som Barri, del barrio barcelonés de Valcarca, al PSC se le llena la boca hablando de vivienda, pero cuando tiene que tratar casos concretos, mira hacia otro lado.
Desalojos en Vallcarca.
La Asociación Som Barri denuncia que el Ayuntamiento de Barcelona va a desalojar en las próximas semanas 3 bloques de viviendas en Vallcarca. En los bloques viven 40 personas, de las que 13 son niños. Los vecinos han organizado varias movilizaciones para visibilizar la lucha. La última de ellas fue una concentración en el Palau de Pedralves el viernes 6 de junio a las 13:30 del mediodía.
Iru Moner, uno de los afectados, comenta que la notificación le llegó por correo electrónico el lunes de hace 2 semanas a las 9:30 de la noche. Dice que la carta del ayuntamiento señala que su bloque está en malas condiciones y que tienen que abandonarlo para proteger su integridad y la de su familia. Su piso lo han calificado como infravivienda. Iru comenta que en los 5 años que lleva viviendo allí con su pareja y sus hijos, nunca se ha pasado a inspeccionar la vivienda ningún arquitecto, ni ningún técnico del ayuntamiento.
La notificación concluye diciendo que el ayuntamiento se hará cargo de todos los afectados por medio del circuito de servicios sociales. A Iru le suena que terminarán alojándolos en una pensión.
Los vecinos de este barrio trabajador, situado a las faldas del Parc Güell piensan que detrás de este desalojo está el Plan de la Rambla Gris. Un plan urbanístico aprobado en el 2002, alineado dentro del enfoque de convertir Barcelona en una ciudad para el turismo, y que se ha paralizado durante más de 20 años.
El 9,3% de los pisos de Barcelona están vacios.
En Barcelona hay alrededor de 75.500 pisos vacios. Representan el 9,3% del parking de vivienda de la ciudad. Los datos son del INE (Instituto Nacional de Estadística) y fueron publicados en el periódico El País.
Frente a esta situación, el acceso a la vivienda en Barcelona es un escollo difícil de salvar para muchos trabajadores. Sandra, una enfermera de 50 años, me cuenta que le pidieron 800 € de alquiler para entrar a vivir en un bajo de Nou Barris de dos habitaciones. Otro barrio obrero de la ciudad.
El problema, me cuenta Sandra, no son solo los 800 €, sino que de entrada debes pagar 4 mensualidades (el mes entrante, dos meses de fianza y un mes que se lleva el intermediario, que en este caso ni siquiera era una agencia). 2.400 € de golpe. Un requisito adicional que se está poniendo de moda es investigar si los candidatos están registrados en algún fichero de morosos tipo ASNEF o RAI. “Están rallando los límites de la privacidad” – me comenta Sandra, visiblemente ofendida.
Ante esta situación, el Consorci de l´Habitatge, la oficina municipal encargada del tema de la vivienda, en casos de alquileres actúa como intermediario. Poniendo en contacto a propietarios con personas que buscan vivienda.
La poca vivienda social que se alquila en Barcelona se hace por sorteo. Para eso debes inscribirte en una bolsa de solicitantes donde la inscripción dura un año.
Dicen que una de las causas de la carestía de la vivienda está en la escasez. En la falta de oferta. Por lo que hemos podido observar, en Barcelona, una de las ciudades más tensionadas de España, hay más abundancia de pisos que escasez. Lo que no hay es voluntad política por resolver el problema.
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