En una reciente entrevista al pintor conquense José María Yturralde, figura de la abstracción en España, preguntado por su disciplina frente a la figuración, contestaba que “Una no es superior a la otra. Los que elegimos la abstracción tenemos una visión, digamos, más musical, más ensimismada, más yendo a la esencia de las cosas”. De una manera natural, el pintor utiliza la idea de “música” para hacernos entender su arte.
De la misma forma, podemos identificar imagen y sonido en la interpretación de Jimi Hendrix del himno oficial de los Estados Unidos, “Star Spangled Banner» en el festival de Woodstock del 69. Al escucharla, podemos decir, sin ningún género de duda, que vemos y oímos la degeneración y caída de un imperio. La distorsión que salió de su Fender Stratocaster blanca esa mañana en un campo devastado tras 3 días de festival y ante el escaso público superviviente, elevó la canción protesta y el blues a otra dimensión. Lo mismo ocurre con su canción “Machine Gun” interpretada en directo 6 meses después en Filmore East de New York. Oírla es ver el Guernica que nunca tuvo la Guerra de Vietnam.
El genio de Hendrix no podría haber sacado ese cubismo sonoro sin la paleta de colores que de manera popular fueron enriqueciendo múltiples intérpretes negros de blues y miles de jóvenes transgresores blancos. El blues y los subgéneros del Rock & Roll convivían en los límites de la sociedad americana.
La voluntad del intérprete.
Hasta llegar a las notas infinitas de Hendrix, los guitarras solistas de mediados del siglo XX estaban en una casi competición olímpica, más fuerte, más lejos, más original y el pistoletazo de salida lo dio la amplificación eléctrica. La guitarra empezó a competir en volumen con los instrumentos de viento de las grandes orquestas de swing y abandona el papel de acompañante. En los locales y tugurios de los afroamericanos, el Blues era lo más popular y demandado. También ahí, la amplificación le permitió competir con las voces ebrias de un público demasiado apasionado.
Conquistado este nuevo espacio para el solista, se habría una nueva competición entre la multitud de intérpretes por destacar en un ambiente en continuo cambio. Es un momento donde la definición del Blues está libre de prejuicios y prima el hecho de diferenciarse de otros músicos. Esto permite que bluesmans como Elmore James conviertan la guitarra Slide en un sonido distorsionado que le aporta más dramatismo. También aparecen formas sonoras que buscan imitar la voz cruda de Muddy Waters. Pero es en el Rock & Roll, heredero del Blues, donde pioneros como Chuck Berry aportaban innovaciones sonoras, aunque no fue hasta el 58 cuando la distorsión de una guitarra solista contaba por si sola una historia, un ambiente, sensación de peligro, atrevimiento, y como decía su título “Rumble” (Pelea Callejera) de Link Wray. Fue un antes y después y su influencia en bandas británicas como The Who o The Kinks fue decisiva. El Surf y sus protagonistas como Dick Dale o The Ventures aportarían la reverberación y sobre todo los primeros pedales que permitían controlar el sonido distorsionado.
Es en ese momento cuando el “Satisfaction” de The Rolling Stones populariza la distorsión y aparece ya en multitud de grabaciones y directos. Todo esto culminó en Jimi Hendrix, punto álgido de creatividad que convirtió a la guitarra eléctrica en un nuevo instrumento.
El fin de la guerra de Vietnam.

El 30 de abril de 1975, el Frente de Liberación Nacional vietnamita tomaba el palacio presidencial de Saigón. El último helicóptero norteamericano despegaba del techo de su embajada evacuando a los últimos extranjeros de Vietnam. Con la primera derrota del ejército norteamericano terminaba, 20 años después, la guerra más larga del siglo XX. Más de dos millones de civiles asesinados y 58.000 soldados americanos que no volvieron.
Willy Dixón decía que “El blanco nos dejaba cantar en los campos de algodón, pero no sabía lo que decíamos. El Blues inició la comunicación entre los negros». De igual forma el Blues fue el lenguaje con el que se comunicaban los millones de jóvenes que protestaban en todas las ciudades de EE. UU. para que parase la guerra. Al igual que el pueblo vietnamita, en ese momento, también “el Blues venció al imperio”.









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