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¿Era el Papa Francisco un revolucionario?

Papa Francisco
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Tras la muerte del Papa Francisco se han oído declaraciones públicas tales como que era un revolucionario, que transformó la iglesia y que marcó un cambio de época. ¿Es eso verdad? Analicemos los hechos.

Antes de nada, quiero dejar claro que, aunque como buen castellano recibí una educación católica en mi infancia, en la actualidad no soy cristiano practicante. El Papa Francisco me merece todo mi respeto, pero considero conveniente aclarar algunas opiniones que se han vertido respecto a su persona. Opiniones como algunas pronunciadas por  representantes del Gobierno de España.

El Papa Francisco ha marcado un hito histórico. Fue el primer papa procedente de América Latina, pero también fue el primer papa jesuita, una de las órdenes religiosas más poderosas de la historia.

Los Jesuitas se han caracterizado desde sus orígenes, entre otras cosas, por tomar posición al mismo tiempo por los pobres y por los acaudalados. Por los oprimidos y por los opresores. Manteniendo una doble imagen para que nada cambie, o si a caso, para que aumente el poder de la orden.

Los Jesuitas albergaron en sus filas a algunos de los impulsores de la teología de la liberación, los que apoyaron los postulados de las guerrillas que se extendieron por América Latina durante los años 80, pero también son los propietarios de la Universidad de Deusto. La universidad donde se forman algunos de los directivos financieros que dirigen los bancos de España. Es el Oxfort español.   

La Compañía de Jesús, los Jesuitas, la orden fundada por el militar vizcaíno San Ignacio de Loyola en 1534, es una orden con una estructura jerárquica. Con una jerarquía tan férrea como la del ejército. Es inimaginable pensar que un cura de barrio de Buenos Aires, como se ha llegado a presentar al papa Francisco, llegue a ser el máximo mandatario de la iglesia católica. Y menos procediendo de la Compañía de Jesús.

El Papa Francisco ha señalado asuntos sobre los que la iglesia mantenía una posición escurridiza o ambigua, como los casos de pedofilia, el cambio climático o los inmigrantes. Pero en la realidad, en sus 13 años de mandato no ha cambiado nada, sustancialmente.

Posiciones que debería cambiar la iglesia por razones de supervivencia.   

La sociedad en el mundo está evolucionando. La iglesia católica, con más de 2000 años de existencia, ha de adaptarse a los nuevos tiempos sino quiere perder el tren de la historia. Se trata de temas candentes sobre los que la iglesia católica necesita mucho más que palabras. Necesita cambios profundos. Estos son a mí entender los más relevantes:

Los casos de pederastia en la iglesia.

El abuso sexual a menores es el principal argumento con el que se ataca a la iglesia católica. Un tema que arrastra siglos de existencia y sobre el que la jerarquía eclesiástica ha corrido siempre un tupido velo.

La pederastia en el seno de la iglesia no se erradica organizando una cumbre, como hizo el Papa Francisco, sino tomando medidas drásticas.

Estudiando uno a uno los casos denunciados, separando del ejercicio religioso a los imputados y expulsándolos de la iglesia en caso de que se comprueben las denuncias.

Este es un asunto que la iglesia necesita reponer para recuperar la confianza de una parte de la sociedad.

La posición de la iglesia ante la homosexualidad.

El Papa Francisco llegó a declarar que ser gay es un pecado, pero no un delito. Con su afirmación da a entender que los homosexuales no deben ser objeto de la persecución de las leyes de los hombres, pero que no cuentan con el beneplácito de Dios.

Un gay no deja de serlo porque se confiese en un confesionario. Es una orientación sexual igual de lícita que ser heterosexual, ni más ni menos.

Dentro de las comunidades católicas hay personas LGTBI, como las hay en el conjunto de la sociedad. Estos fieles no pueden resistir como la iglesia, un ámbito que consideran propio, les esté dando la espalda por sistema.

La iglesia católica debe reconocer al colectivo LGTBI como hijos de Dios, igual que reconoce a los negritos del África Tropical.

El papel de la mujer en la iglesia.

En países como España, la base de masas fundamental de la iglesia la conforman mujeres. Sin estas mujeres, la iglesia católica no tendría la influencia social que tiene.

El catolicismo no puede estar frenando el papel de la mujer en la iglesia, colocándola en un segundo plano.

La curia debe dar un paso al frente y permitir que las mujeres se desarrollen en la iglesia al mismo nivel que los hombres. Que puedan ser ordenadas sacerdote y que asuman puestos de responsabilidad dentro de la estructura eclesiástica, como obispo o cardenal.

Estos sí que son cambios profundos en la iglesia, que debería darlos para adaptarse a la realidad social actual.

Las buenas relaciones del Papa Francisco.

El presidente de Brasil, Lula Da Silva, y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum han lamentado públicamente la muerte del papa.

Son dos políticos de izquierdas, pero se trata de los presidentes de los dos países donde más católicos hay en el mundo. Los medios de comunicación han remarcado la buena sintonía que el pontífice mantenía con estos políticos. En las redes sociales se ha llegado a expresar que el Papa Francisco era el papa que caía bien a los ateos. Pero no nos confundamos, como buen jesuita, el papa sabía con quien tenía que llevarse bien.

Son conocidas sus últimas declaraciones a favor de la paz. Su denuncia de la guerra de Gaza y de Ucrania. Son guerras de agresión. Si no se denuncia con claridad a los agresores; Rusia, en el caso de Ucrania, e Israel y EEUU en el genocidio de Gaza, la lucha por la paz no tiene mucho recorrido.

La revolución en la iglesia que nunca fue tal.

El cambio profundo más significativo que ha vivido la iglesia católica en los últimos 70 años fue el Concilio Vaticano II.

Fue impulsado por el papa Juan XXII en 1962 y concluido por su sucesor, Pablo VI en 1965.

Este concilio supuso un acercamiento más estrecho de la iglesia católica a la sociedad civil y la adaptación a una de las décadas más tumultuosas del siglo XX. Un movimiento necesario para garantizar la supervivencia de la iglesia.

Gracias a este concilio, se dejaron de oficiar las misas en latín, y se realizaron en la lengua nativa de cada país. Los sacerdotes dejaron de dar la liturgia de espaldas a los fieles.

Las parroquias se convirtieron en un dinamizador de la vida social en las comunidades. Organizaron grupos de Boy Scout para los niños, asociaciones de ayuda para los necesitados, que más tarde se convirtieron en ONGs, como Cáritas o los Bancos de Alimentos. Gracias a estos cambios surgieron los curas rojos que en la transición apoyaban las luchas de los trabajadores en los barrios obreros.

Pero la jerarquía interna de la iglesia a penas se vio afectada. Más aún, grupos conservadores como el Opus Dei aumentaron su poder.

La base de masas de la iglesia católica continúa siendo el pueblo llano. Sin ambigüedades, la iglesia debe ponerse de su lado y alejarse de las oligarquías locales, y de los planteamientos retrógrados. No se puede estar a bien con todos, porque no es real.

Una parte de sus feligreses esperan transformaciones profundas en el seno de la iglesia. Y otra parte de la sociedad, que ya no la seguimos, aguardamos estos cambios. Cambios que el Papa Francisco no realizó.

El papa Francisco fue un buen papa, pero no fue revolucionario. Es importante dejarlo claro, porque si no, los revolucionarios dejan de serlo.


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