La droga de los pobres.
Colaboración desde Argentina. Foto y texto de Juan Moccagatta. (Fotoperiodista)
Termino de almorzar.
El mozo me abre la puerta y salgo del restaurante.
A él lo veo sentado, duro como una estatua.
El mozo me mira: “es un adicto al paco”.
Miro sus cortes, sus lastimaduras, su caja de cartón roñosa con un pedazo de pan. Miró su remera, su musculosa, es pleno invierno y él no siente nada, como un objeto no siente nada.
Tomo la foto y me voy a googlear “Paco”.
El Paco genera adicción desde la primera vez que se consume.
El Paco es pasta de cocaína: el hermano pobre del Crack.
Según el SEDRONAR (Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas) en Argentina, ya hay chicos que se inician en esta adicción desde los 9 años. Las últimas estadísticas del 2017 indican que en Argentina, cada día se consumen cuatrocientas mil dosis.
El Paco asesina a unos 200 chicos por mes.
Hijos del paco.
Huérfanos de estado.
FOTO
Un adicto al Paco tirado, en pleno invierno, descansando o asoleándose en una vereda de la ciudad de Buenos Aires. 2022.
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¿Qué es el Paco?
Redacción.
La Pasta Base de Cocaína (P.B.C.), “Paco” en Argentina o “Basuko”, como se conoce en Europa, no es más que una mezcla de hojas secas de coca molidas, mezcladas con raticida, bicarbonato, queroseno y otros alcaloides.
Los “paqueros”, como se les llama en Argentina a sus consumidores, la fuman en pipas caseras, con una cazoleta de lata en la que calientan la sustancia con la llama de un mechero, para generar vapores.
Para producir paco, no hace falta montar un gran laboratorio. Se elabora en una cocina normal, mezclando los ingredientes a fuego medio en una olla de hacer la comida. La pasta resultante se deja enfriar, se muele ligeramente y se reparte en dosis de menos de 1 gramo, que se venden a 5 $.
El paco produce una sensación de euforia inmediata. Los principios activos actúan en el cerebro en cuestión de segundos, desencadenando alteraciones en la conexión entre los neurotransmisores y el sistema nervioso central.
Genera una gran adicción desde el primer consumo. Lo que aumenta los niveles de ansiedad cuando se deja de tomar. Esto obliga a los adictos al paco a estar fumándola continuamente. Aunque tiene un precio relativamente bajo, en comparación con otras drogas, los drogodependientes se ven obligados a recurrir al robo o a la mendicidad para cubrir sus necesidades diarias de consumo.
El consumo de paco está extendido en los barrios pobres de las grandes ciudades de Sudamérica, aunque las autoridades advierten que se está extendiendo a otros sectores sociales y al sur de Europa. El periódico “La información” señala que se trata de la droga mortalmente más peligrosa que hay en la actualidad.
La droga como instrumento de control social.
El paco llega a Argentina con la crisis económica del 2001, la del “corralito”. Con la restricción para sacar dinero de los bancos se produjeron situaciones tensas en las que grupos de personas se ven obligadas a asaltar supermercados para poder comer.
En gran medida, la crisis se superó, pero el paco se quedó instalado en las “Villas”, los barrios más pobres de las grandes ciudades. Es una forma de tener ocupados, autodestruyéndose, a la población más joven. Una juventud con escasos recursos y un oscuro futuro laboral.
A finales de los años 60, determinados aparatos gubernamentales de EEUU introducen la heroína en el entorno de jóvenes partidarios de la lucha contra la guerra del Vietnam y del movimiento afroamericano por los Derechos Civiles. Lo hacen aprovechando el clima favorable de experimentación con las drogas que existía. De esta forma consiguen criminalizar el movimiento y quitarse de encima elementos que les parecían molestos.
En los años 80, en España, la heroína entra en grandes cantidades por el puerto de Bilbao. Es una heroína de gran calidad, a un precio reducido. El director de cine Eloy de la Iglesia retrata aquel episodio en sus películas: “El Pico” y “El Pico 2”.
Coincide con el desmantelamiento industrial del país. Con la excusa de la reconversión industrial, el gobierno cierra las grandes fábricas o las regala a multinacionales europeas y conducen a la juventud a un futuro incierto.
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En algunos aspectos, el paco en argentina recuerda a la heroína de la década de los 80. En aquella década, la heroína en España dejó casi tantos muertos como los accidentes de tráfico.
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