Valoración de un votante de izquierdas residente en Cataluña sobre los resultados de las elecciones generales.
Opinión. Dirección del noticiario.
Aunque este sea un blog de noticias de sucesos, no puedo mantenerme al margen de según qué cosas. A algunos puede parecer sacada de contexto la foto que preside el artículo. Si lo lees hasta el final, puede ser que lo entiendas.
El domingo 23-j, fui a votar, por la mañana, preocupado por un posible gobierno P.P. – Vox que tirara por suelo las libertades conquistadas. Los medios de comunicación y las encuestas se habían dedicado a pronosticarlo durante 2 semanas a bombo y platillo. Parecía un hecho inevitable. Sin embargo, no ha sido posible. Se ha abortado en toda España. En Cataluña el mensaje ha sido tajante.
El P.S.C. ha sido la formación más votada en las cuatro provincias catalanas. SUMAR, la coalición que pretendía reunir todo lo que estaba a la izquierda de P.S.O.E. ha sido la segunda fuerza política. Entre los dos suman 1.646.553 votos. Casi el doble de lo que suma el llamado bloque independentista E.R.C. + Junts per Catalunya (855.517). Si añadimos los votos de las C.U.P. y el P. de Cat (antigua Convergencia), que se han convertido en fuerzas extraparlamentarias, la diferencia es menor, pero sigue siendo abrumadora.
La población catalana somos los mismos que hace 8 años. La contradicción principal ha cambiado, y también nuestras preocupaciones.
Se pueden dar distintas interpretaciones a lo sucedido este domingo, la política tiene mucho de juego de trileros, pero los resultados son incontestables.
A Cataluña le importa España.
Sí, a Cataluña le importa lo que pase en España, eso entiendo del resultado de las elecciones. Y a España le importa lo que pase en Cataluña. Como a cualquier persona le importa lo que le suceda a su brazo derecho, a su pulmón o su riñón.
El cartel que preside este artículo fue publicado por el sindicato U.G.T. en 1937, en plena guerra civil. El presidente de la Generalitat, Lluis Compayn, pronunció un emotivo discurso en la plaza de toros de la Monumental en apoyo de la República Española el de 14 de noviembre de aquel año. Cerró su elocución gritando: “Madrileños, Cataluña os ama”. Una semana más tarde partieron miles de hombres de todas las partes de Cataluña a luchar en el frente de Madrid, cuando la capital del país estaba sitiada por las tropas de Franco, Hitler y Mussolini. La defensa por la libertad y la preocupación por lo que estaba pasando en España, conmovió al pueblo catalán.
Todo lo contrario de lo que hizo el dirigente de E.R.C. Carod Rovira en el 2004, cuando se reunió en secreto con la dirección de la banda terrorista E.T.A. para pedirle que no atentara en Cataluña a cambio de darle soporte propagandístico. E.T.A. no debía atentar en Barcelona, pero si ponía una bomba en el aeropuerto de Barajas, tenía todo su respaldo.
Los dirigentes independentistas, sean de izquierdas o de derechas, puesto que en lo fundamental no tienen diferencias antagónicas, ya que la izquierda por definición es internacionalista y ellos no los son, no conectan con el sentir real de la gente. La gente se moviliza ante la injusticia y las amenazas a la libertad, se produzcan donde se produzcan.
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Este es el artículo que publicamos en su día analizando las consecuencias de los resultados de las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo.
La independencia ya no es el debate principal en Cataluña.
Dijo Gabriel Rufián, cabeza de lista de E.R.C., en la comparecencia ante sus militantes, la noche electoral del 23-J que estás han sido unas elecciones raras. Han sido las elecciones más españolas de la historia. Su partido ha perdido 6 escaños y más de 300.000 votos. El independentismo ha pasado de disputarse el 50-55% de los votos a no recoger ni el 30%.
Por lo visto han sido las segundas elecciones seguidas en clave española. Ya que en las elecciones municipales de mayo también se llevaron un buen batacazo.
No se dan cuenta de que lo que le interesa a la sociedad catalana en estos momentos es la defensa de la libertad, la mejora de las condiciones de vida, y crear un ámbito de diálogo y entendimiento. Por eso, ha premiado al P.S.C. y a los comunes, que son los que muestran una cierta voluntad por ir en esa dirección. La confrontación de la independencia va camino de convertirse en un capítulo superado.
Ahora, el partido incendiario de Puigdemont se muestra decisivo para evitar la repetición de las elecciones. Ideológicamente tienen más que ver con el P.P., y su rama más xenófoba, Quim Torra, con VOX, que con las fuerzas de izquierdas. Pero, claro, no pueden dar su apoyo a un partido que no le tiembla el pulso en aplicar el 155 y otro que los quiere ilegalizar. Si ellos pudieran, harían lo mismo. De hecho, Puigdemont aprobó la D.U.I. con la mitad del parlamento catalán fuera de la sala y saltándose su propia legalidad.
En política son importantes las fotografías y en estos momentos solo hay dos posibles. O apoyar el progreso y el avance de las libertades, o respaldar la involución. Cada uno verá donde quiere salir.
La C.U.P. extraparlamentaria. Aviso para navegantes.
Dentro del bloque independentista, la C.U.P. siempre se ha presentado como una organización revolucionaria. Es cierto que el gobierno de coalición P.S.O.E. – Unidas Podemos no era un gobierno revolucionario. En ningún momento puso en cuestión el poder de la oligarquía, ni del IBEX-35, ni de la O.T.A.N., pero creaba mejores condiciones para que las demandas de la gente llegaran al parlamento. De hecho, subieron el Salario Mínimo Interprofesional por encima de los 1.000 € y revalorizaron las pensiones según el I.P.C. después de años de recortes.
Acudir al parlamento de Madrid para votar por sistema lo mismo que vota el P.P. es un poco preocupante. Puedes hablar de independencia, puedes hablar de socialismo, pero tus hechos dicen lo mismo que dice Feijó. Hay algo que no cuadra. Existe una contradicción entre lo que hacen y los problemas reales de la gente que ellos dicen defender, y eso pasa factura.
En mi opinión, el resultado de las elecciones obedece a frenar la posibilidad de un gobierno P.P. – Vox, solo que esta vez las fuerzas progresistas tendrán que trabajárselo más.