“La Unión Europea se creó para joder a los Estados Unidos”. Esto afirmó Donald Trump el pasado jueves 27 de febrero en una rueda de prensa en la Casa Blanca. Su declaración incendiaria sirvió para enmarcar la subida de aranceles a un 25% en la importación de coches europeos. Pero, ¿tiene razón Trump con lo que dice? Vamos a verlo.

Eran las 8 de la noche. Donald Trump ponía fin a una intensa jornada de trabajo reuniéndose con una decena de periodistas en un despacho apartado de la Casa Blanca. Estas son las ruedas de prensa de la era Trump. Reuniones relajadas en “petit comité”.
El presidente aprovechó para presentar las medidas más destacadas aprobadas por el gobierno ese día y, cómo no, para hacer bromas y descalificar a sus adversarios. Es la nueva estrategia de comunicación.
El ambiente era relajado. Todos los periodistas invitados están en la onda del presidente. Hay que ser selectivo. Ya se sabe, los medios de comunicación son expertos en tergiversar la realidad.
Trump afirmó que la relación comercial con Europa es desventajosa para Estados Unidos. “Nos invaden con sus productos” – opinó. – “Y además, no nos compran nuestros coches, que son mejores, ni nuestros alimentos agrarios.”
Y es que el 80% del continente americano depende de los alimentos producidos por Estados Unidos. Colombia, por ejemplo, que es uno de los principales productores de café del mundo, importa trigo, maíz y carne de Estados Unidos para dar de comer a su población. Eso no pasa en Europa.

Europa: Quiero, pero no puedo.
La Unión Europea en su desarrollo tiende a enfrentarse a Estados Unidos. Es su rival natural.
El proyecto europeo nace en 1950 con la creación de la CECA (la Comunidad Económica del Carbón y del Acero). La unión de 6 países europeos (Alemania Occidental, Francia, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo) para hacer valer sus intereses como productores siderometalúrgicos. Acababa de terminar la Segunda Guerra Mundial y las potencias europeas habían quedado desplazadas en el terreno económico.
Siete años después se funda la CEE (Comunidad Económica Europea) y después la UE, ampliando progresivamente el número de socios entre los países de Europa. La idea, desde un principio, ha sido la de crear una Europa fuerte para que pudiera competir con las otras potencias en el terreno económico y político.
Sin embargo, el proyecto europeo nace lastrado. Después de la Segunda Guerra Mundial, Europa es reconstruida con dinero norteamericano. Es el famoso plan Marshall. Las principales empresas europeas pasan a estar intervenidas por capital estadounidense. Aún lo siguen estando. En la actualidad el 10% del capital de Telefónica (España) es de Estados Unidos, más otro 10% de Saudi Telecom (a su vez intervenida por capital norteamericano).
La infiltración norteamericana en Europa no se limita al terreno económico. De los 27 países que conforman la Unión Europea, 21 están en la OTAN. La organización militar dirigida y creada por Estados Unidos durante la guerra fría.
Estados Unidos participa en la reconstrucción de los aparatos de estado europeos en los años 50, 60 y 70. Es sabido que el CSID, la agencia de información española que funcionó entre 1977 y el 2002 se creó bajo supervisión y asistencia norteamericana.
Personalidades del mundo de la política como Luis de Guindos, que fue ministro de economía en los gobiernos de Mariano Rajoy entre el 2011 y el 2018, venía de ocupar un puesto relevante en el Consejo Asesor del Banco Lehman Brothers (Estados Unidos).
Hoy por hoy, Europa está bastante controlada por U.S.A.

Publicamos notas de prensa y artículos patrocinados.
Publica tu artículo patrocinado en nuestro blog. Una manera de mejorar el SEO de tu web y de atraer visitas.
Haz clic en el enlace para más información.
Trump coloca a Europa en su sitio.
Europa cada vez tiene menos peso específico en el mundo.
Me dijo una vez un amigo venezolano, no es Maduro, tranquilo, que Europa tendemos a pensar que somos el ombligo del mundo. No es de extrañar. La historia de la humanidad se ha narrado desde la perspectiva europea.
En la guerra fría, Estados Unidos y la Unión Soviética se disputan el control de Europa. Es la guinda del pastel. La zona más industrializada del planeta y donde se concentra gran parte de la riqueza.
Con la llegada del siglo XXI, el centro del tablero mundial se desplaza a Asia. Donde vive más de la mitad de la población mundial, y donde en las últimas décadas han emergido potencias económicas, más independientes que Europa y que cuestionan la hegemonía norteamericana. Estamos hablando de China, pero no hay que olvidarse de la India.
Es en esta parte del planeta donde le interesa centrar su atención a Estados Unidos. Europa cada vez es menos relevante. Con que se limite a pagar las cuotas que la superpotencia le exige y no cuestionar su actuación, para USA es suficiente.
Declaraciones como las de Trump, que no dejan de ser ofensivas e intimidatorias, no hacen más que poner de manifiesto el valor que tiene Europa para su socio.
Quizás la Unión Europea en su desarrollo esté destinada a tocar las narices a Estados Unidos, pero para eso tendría que desprenderse de algunos lazos. Lazos que limitan su crecimiento.

3 comentarios sobre «Trump y Europa.»