Dos matanzas cometidas en Serbia la primera semana de mayo han saltado a las páginas de los periódicos de todo el mundo. El gobierno serbio calcula que hay miles de armas militares guardadas de forma ilegal en los hogares desde la última guerra de Yugoslavia, acontecida en el 2001.
El miércoles 3 de mayo, a las 8:40 de la mañana, un estudiante de 13 años irrumpió en un aula del colegio de primaria Vladislav Ribnikar, de Belgrado, y comenzó a disparar indiscriminadamente con un revolver militar de 9 mm. Mató a 8 alumnos de entre 13 y 14 años y dejó otros 6 heridos de gravedad, entre los que se encontraba la profesora.
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En ese momento se estaba impartiendo clase de historia. Asignatura que el homicida había suspendido en ese mismo colegio. El joven fue reducido por la policía e internado en un centro psiquiátrico. Al parecer llegó al colegio con dos pistolas en la mochila, tres cargadores de 15 balas cada uno y dos cocteles molotov de fabricación casera.
Según comentó a la prensa, Evgenija, una alumna del centro que conocía al agresor, se trababa de un chico normal, simpático, algo reservado y que sacaba buenas notas.
Tres días más tardes, el 5 de marzo, un joven de 21 años efectúa un tiroteo desde un coche aparcado en una calle comercial de Mladenovac, una ciudad de 53.000 habitantes, situada a 43 kilómetros al sur de Belgrado. En esos momentos la calle está llena de gente y deja un saldo de 8 muertos y 13 heridos graves.
De inmediato se forma un despliegue policial que rodea el vehículo del joven, que está armado con un fusil automático. El joven se resiste al arresto de la policía, pero finalmente es detenido.
Aunque Serbia tiene una legislación muy estricta respecto a la tenencia de armas, se calcula que hay decenas de miles guardadas en los hogares desde la última guerra de Yugoslavia. A raíz de los últimos acontecimientos, el ministro de interior, Bratislov Gasic, ha anunciado una amnistía para las personas que entreguen voluntariamente las armas a las autoridades.
Todo apunta a que los últimos acontecimientos no son hechos aislados, y que probablemente en Serbia se viva un clima de violencia. Aunque no fuera así, la concentración indeterminada de armas, la convierten en un polvorín.
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El origen de las armas serbias.
Los Balcanes son uno de los territorios más calientes de Europa. Conformado por países que guardan rencillas históricas y donde se han cometido crímenes contra la humanidad. Sus contradicciones fueron uno de los detonantes del estallido de la I Guerra Mundial.
Solo el Partido Comunista dirigido por Josip Broz “Tito” fue capaz de unir la zona, primero con la formación de las milicias de partisanos contra la invasión de la Alemania Nazi durante la II Guerra Mundial, y luego con la creación de Yugoslavia. Una federación de países con un delicado equilibrio de poder entre los diferentes territorios.
Aunque Yugoslavia no pertenecía al bloque soviético, tras la caída de la URSS, la federación yugoslava se disuelve a raíz de dos cruentas guerras, en las que se agudizan las contradicciones entre los países miembros y donde tiene un papel determinante la intervención exterior.
En la primera guerra de Yugoslavia, producida en 1991, interviene Alemania, y en la segunda guerra, en el 2001, lo hacen EEUU y la OTAN.
En esa situación bélica, las familias acaparan armas para defenderse, que o bien han recogido en las calles, después de las cruentas batallas que se libraron en las ciudades, o que bien robaron de los cuarteles. En la actualidad, todas esas armas suponen un peligro.