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El pasado sábado 22 de mayo se produjo un tiroteo en el Rallye Cachanillazo, al sur de Tijuana que dejó un saldo de 10 muertos y 9 heridos. Los disparos se realizaron a las 14:28 horas en el kilómetro 90 de la carretera trans-peninsular de Baja California, en el municipio de San Vicente, próximo a la Ensenada. El fiscal del Estado, Ramón Iván Carpio, explicó en un comunicado de prensa que las pruebas recogidas apuntan a un ajuste de cuentas entre bandas de crimen organizado.
En mitad del recorrido, se detuvo una furgoneta modelo Ford Infinity Qx60, color negro, con los cristales tintados, junto a una gasolinera en la que estaban estacionados varios participantes. Del vehículo salieron dos individuos armados con armas largas de repetición y empezaron a disparar contra los corredores. Durante el altercado, de apenas unos segundos, se repelieron a los atacantes con disparos de pistola. La furgoneta fue alcanzada por al menos tres impactos de bala.
Entre los muertos se encuentra José Eduardo Orozco, delegado municipal de San Antonio de las Minas, que participaba en el Rallye con su todoterreno. El alcalde de la Ensenada, Armando Ayala Robles, aseguró que las fuerzas de seguridad municipales están en contacto con los otros dos niveles gubernamentales para dar con los responsables.
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Violencia en Tijuana.
El periódico mexicano El Imparcial señala que se llevan registrados más de 7.000 delitos en Tijuana en lo que va de año. Un 10% más de todos los que se cometieron el año anterior. Baja California, y en concreto, la ciudad de Tijuana es una de las zonas con mayor índice de criminalidad del país azteca.
Entre los delitos destacan el narcomenudeo con 1.158 casos, la violencia machista con 1.108 agresiones, el robo de vehículos con 1.087 sustracciones y los daños contra la propiedad ajena, con 546 casos.
Tijuana puede parecer una ciudad sin ley, pero no lo es. El orden lo imponen a fuego las mafias de crimen organizado que operan en el Estado. Su frontera con EEUU ha hecho que en ella afloren bandas criminales que controlan el paso de estupefacientes y personas al país vecino. Su poder es mayor que el de las autoridades políticas y judiciales. Y así lo hacen saber.
En las elecciones legislativas del 2021 se produjeron incidentes en la ciudad destinadas a detener la jornada electoral e influir en el voto. Recién constituidos los centros de votación, un hombre irrumpió en uno de ellos y lanzó una bolsa de basura llena de restos humanos junto a una mesa electoral. Pasado el mediodía, en el barrio de Matamoros, otro individuo arrojó una cabeza cortada a los pies de una urna de votación.
¿A quién le interesa la violencia en Baja California?
Aunque es evidente que determinadas personas de ese Estado están ganando mucho dinero con la actividad delictiva, es el gobierno de Estados Unidos el más interesado en que la frontera mexicana sea un foco de criminalidad. Esto justifica que se redoblen los efectivos policiales en la frontera y que intervengan en la política interior de México.
La hipótesis de la intervención ya la apuntaba la película “Traficc”, estrenada en el año 2000 y protagonizada por Michael Douglas, Benicio del Toro, Catherin Zeta-Jones y Denis Quaid. En la que se dejaba entrever que la lucha contra el narcotráfico en México la dirigía la D.E.A. estadounidense.
Los hechos hacen pesar que sea algo más que una hipótesis. En agosto del 2021, el gobierno de Estados Unidos repatrió a México a Eduardo Arellano Félix, “El Doctor”, uno de los principales dirigentes del Cartel de Tijuana. El capo cumplía condena en una cárcel federal de Pensilvania por lavado de dinero y tráfico de drogas. A mitad de su condena se le devolvió a México, donde se sabía que estaría menos controlado e incluso podía volverse operativo.
